Vale, suena muy morbosillo, pero lo siento, no tiene nada que ver con el sexo.
Eso de que para todo hay una primera vez, bueno, habría que especificar que para todo lo que uno haga o le suceda; aún estoy esperando esa primera vez en tocarme la Primitiva. Pero en fin, que de momento uno es pobre y se tiene que buscar las habichuelas por otros medios, intentando ahorrar y buscando esas gangas que parecen increíbles.
Lo cierto es que a ahorrar la verdad es que no ayuda mucho, pero para encontrar esos artículos que son difíciles de localizar sí que sirve. Me refiero al sitio de subastas
E-bay.
Yo nunca he sido muy partidario de las compras por Internet, siempre me han dado algo de reparo. Pero ya nos hemos visto obligados a realizar algunos pagos por este medio (hoteles, entradas de algún concierto, seguros, etc.) y poco a poco parece que se te va quitando el miedo y te vas soltando la melena; al menos hasta que te den un buen susto.
Más de una vez había estado tentado de pujar por algunos de esos artículos que muestran en su página, pero por no hacer todo el proceso de registro, con la inserción de esos datos celoso de mostrar, perdía la oportunidad.
Pero eso se acabó, cedí a la tentación y ahora la que peligra es mi cuenta corriente; porque otra cosa no, pero vicio, se coge del bueno.
Hasta ahora me he llevado el gato al agua un par de veces y he perdido la puja en otras dos ocasiones; así son las subastas.
Sigo sintiendo reparos, no os creáis. El temor a que te engañen con el producto, que no sea lo que esperabas, que no te lo manden, que te vacilen, que… Esos temores siguen estando ahí. El problema es que tienes que entrar en una dinámica de confianza de la que generalmente no me fiaría, pero que si quieres pujar, y ganar, debes aceptar.
Me he limitado a cosas “económicas”, y puedo decir que de momento ambas han salido bien. ¿Qué busco en e-bay que no pueda encontrar en una tienda? La forma de combatir mi nostalgia, de recuperar esos objetos que ahora sólo persisten en mi memoria y que un día se perderán.
A finales de los setenta, la editorial Bruguera, a través de la colección Olé, lanzó a mi mundo
los Pitufos. Por aquel entonces yo tendría unos diez añitos y me quedé enganchado a ellos bastante tiempo. Los números salían muy de vez en cuando, y la colección se prolongó durante años. Pero un día dejé la colección a un amigo para que la leyera y me quedé sin ellos; adiós, pitufitos, adiós. El tiempo pasa y claro, mi interés por ellos y el recuerdo de su pérdida disminuye… hasta ahora. A través de e-bay puedo conseguir títulos de esa primera edición que tanto me gustaron, en la que
Papá Pitufo era el
Gran Pitufo y la
Pitufina la
Pitufita. Una pequeña disputa dialéctica entre si era
Pitufina, o
Pitufita, me llevó a conseguir aquel volumen… y ya es mío.

Todos sabéis mi afición por
Mazinger Z, mi héroe infantil de dibujos animados al igual que el de todos los niños de la época. Pues bien, no hace mucho conseguí el álbum completo de este muchachote de aleación Z en un puesto del mercadillo que de vez en cuando ponen en la estación de Atocha; el precio era parecido al que había visto con anterioridad en e-bay. Pues bien, la oferta de artículos relacionados con
Mazinger es muy amplia, pero como quienes lo compran suelen ser coleccionistas nostálgicos como yo, la gente lo sabe y los precios son muy dispares. Hay que rebuscar, marcarse una puja máxima, y tener paciencia para llevarte algo a un precio adecuado; el primer número de la colección de
Grijalbo en tapa dura, también es ya mío.

Seguiré comprando, pero intentaré que sea con cabeza. Para un coleccionista nostálgico como yo, e-bay es lo peor y lo mejor que puede pasar, así que seguiré aprovechando la ocasión para dotar de algo sólido esos momentos de los que sólo me quedan el recuerdo.
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