Fantástica Tele Visión

No hace falta ser un total aficionado al fantástico para que te haya gustado alguna de esas series emitidas por la caja tonta y que pertenezca a este glorioso género. Puede que la culpa se encuentre en la falta de cadenas de antaño (que prácticamente nos obligaban a todos a ver las mismas cosas), o al tío cachas o a la macizorra de los protas, o simplemente en esa trama que, pese a desarrollarse en el futuro, podría equipararse a una intriga policíaca al más puro estilo cine negro de los años sesenta. Da igual lo que pensemos o intentemos negar, seguro que en este compendio de series sobre el fantástico al menos podemos encontrar alguna que te gustó…, o un par de ellas, o sorprendentemente más de las que te imaginas.
Fantástica Televisión, de Alfonso Merelo y editado por el grupo Ajec, trata de eso, de prácticamente todas esas series encuadradas en el fantástico y emitidas en España desde 1980. Si como yo eres de los que la ciencia ficción les fascina, disfruta pasando miedo con las pelis de terror, o goza viendo una pelea entre dragones sobre la atalaya de un castillo, este libro seguro que al menos te atrae.
Al ser un libro de estas características (divididas las series por temas, en cada una se hace una breve descripción de la misma, un comentario del autor y además incluye una ficha técnica), la tendencia normal es hojear las que más recuerdas, las que más te impactaron, y dejar un poco de lado al resto. Pues bien, yo me lo he leído enterito, y debo decir con agrado de que salvo muy escasas excepciones, no sólo conocía, sino que he visto capítulos de casi todas las que se mencionan…, de algo tenía que servir considerarse un serie adicto.
Como suele pasar cuando se crea un producto de estas características, uno no siempre está de acuerdo con todos los comentarios que hacen, de hecho algunas series que yo considero importantes aquí se le da un tratamiento del montón. Esto es lógico porque todo va sobre gustos y si hubiese sido yo el autor de este libro lo habría hecho de otra forma y él sería entonces el que no estuviese de acuerdo conmigo, por eso no voy a restarle mérito a esta iniciativa que en rasgos generales la he encontrado estupenda.
Al igual que Alfonso Merelo destaca tanto lo mejor como lo peor de cada serie, yo destacaré lo mejor y lo peor de su libro.
Lo mejor: He disfrutado recordando esas series ya perdidas en mi memoria, y me he sentido orgulloso de conocer prácticamente todas. La recopilación parece bastante completa y me parece una apuesta muy acertada, algo que el aficionado al género, quizá sin reclamarlo, se ha encontrado con ello y le da la bienvenida.
Lo peor: Parece bastante subjetivo, por lo que las opiniones son enfrentadas. Te das cuenta de lo poco (y en algunos casos malo) material nacional que hay sobre el tema, de vergüenza. Y por último un tirón de orejas a la editorial: señores, para la próxima intentad mantener la proporción de las fotos; han quedado algunas hechas un verdadero churro.

Y ahora para hacer honor al libro y para aquellos nostálgicos que como a mí se les pone la piel de gallina al recordar alguna de estas series..., ¿recuerdan V?

¿Y Erase una vez el espacio?

¿Y A través del tiempo?

¿Y El gran héroe americano?

¿Y Alf?

¿Y Seaquest DSV?

Naturalmente hay muchas más, así que haced memoria, entrad en YouTube, y disfrutad del recuerdo.

39

Pues sí señores, ya son treinta y nueve inviernos que se dice pronto, y seguimos con ganas de dar mucha guerra aún. La verdad es que quería hacer alguna entrada especial hoy, pero como soy un vaguete (eso no cambia por muchos siglos que pasasen) pues no ha sido posible. Así que como los blogs de los amigos cada vez escasean más, me he limitado a un “yo me lo guiso, yo me lo como”, con mi tarta y mi “Happy Birthday” particular.
Gracias a todos los que ya me habéis felicitado, y aunque por desdichas del destino hoy tengo los riñones que ni al jerez estarían bien, pienso pasar un día estupendo…, mejor cuatro días, que pillo el puente y treinta y nueve no es una edad que se cumpla todos los días.
Feliz cumple Orfi…

A la lima y al limón

Seguro que a todos os suena este estribillo: a la lima y al limón, cómo quieres que te quiera, a la lima y al limón… Bien, se trata de una coplilla de esas que son más añejas que nosotros mismos, o eso me gustaría pensar, y que hemos oído en el cantar popular pero… ¿Alguien se acuerda realmente de cómo era la letra? ¿Alguien recuerda la picaresca cañí que se gastaban entonces? Seguro que de los que leemos este blog no, por eso escuchad, escuchad bien y no os perdáis detalle…

¿Qué?, ¿cómo se os ha quedado el cuerpo después de esto? A mí me hizo mucha gracia y ciertamente dudé de la veracidad de la letra, más que nada porque me sorprendió bastante y no precisamente porque la recordase. Así que indagué en ese compendio de sabiduría que es Internet y encontré la verdadera letra de la coplilla en cuestión. Hay que decir que la primera es una parodia “muy lograda” cantada por Emilio el Moro (que me perdonen pero ni puñetera idea de quien es este señor), y que la letra original es de Rafael de León, y la música de Manuel Quiroga. Ahora os dejo con la letra verdadera, para que comparéis (aunque a mí me sigue haciendo más gracia la primera).


La vecinita de enfrente -no,no-
no tiene los ojos grandes,
ni tiene el talle de espiga -no,no-,
ni son sus labios de sangre.
Nadie se acerca a su reja,
nadie llama a sus cristales,
que sólo el viento de noche
es quien le ronda la calle.
Y los niños cantan
a la rueda, rueda,
esta triste copla
que el viento le lleva.

Estribillo

A la lima y al limón,
tú no tienes quien te quiera.
A la lima y al limón,
te vas a quedar soltera.
¡Qué penita y que dolor! (bis)
La vecinita de enfrente
soltera se quedó,
solterita se quedó.
¡A la lima y al limón!

II

La vecinita de enfrente -no,no-
nunca pierde la esperanza
y espera de noche y día
aquel amor que no pasa.
Se han casado sus amigas,
se han casado sus hermanas
y ella solita y sin novio
se ha quedado en la ventana.
Y otros niños cantan
a la rueda, rueda,
el mismo estribillo
que el viento se lleva.

Estribillo

III

La vecinita de enfrente -sí,sí-
a los treinta se ha casado
con un señor de cincuenta -sí,sí-
que dicen que es magistrado.
Lo luce por los paseos,
lo luce por los teatros
y va siempre por la calle
cogidita de su brazo.
Y con ironía
siempre tararea
el viejo estribillo
de la rueda, rueda.

Estribillo

A la lima y al limón,
que ya tengo quien me quiera.
A la lima y al limón,
que no me quedé soltera.
¡Ya mi pena se acabó! (bis)
Que un hombre llamó a mi puerta
y le di mi corazón.
Y conmigo se casó.
¡A la lima y al limón!

Capitán Pacheco

Un objetivo cumplido; pero sólo uno de dos.
La vida generalmente es una sucesión de obstáculos que debemos superar, la forma en que nos enfrentemos a ellos depende de nuestro carácter actual, mientras que a su vez se va forjando el mismo para el futuro. Estos sucesos van de la mano de esas metas que nos planteamos, objetivos a largo o corto plazo, más o menos importantes, pero siempre ladrillos que van creando los muros de nuestra existencia. Vale, todo esto suena muy filosófico, pero tranquilos, no os asustéis, no pienso meterme en charlas profundas… Es todo mucho más simple que eso, al menos en este post.
Expocómic 2007 abrió sus puertas el pasado jueves y las cerró el domingo. Para aquellos que anden un poco perdidos decirles que es la típica convención donde los frikis de las historietas se dejan sus ahorrillos en los stands de las distintas editoriales en busca de esos ejemplares recién horneados o de ese número imposible de encontrar en otro lugar. Además de la compra-venta, cantidad de merchandising de esas colecciones favoritas se ven al alcance de la mano (no tanto del bolsillo) y tienes la oportunidad de asistir a charlas, mesas redondas, proyecciones y, lo que para muchos es lo más importante, la firma de autores… ¡Dios mío lo que allí se monta! Aquello es la guerra; pero vayamos por partes.
Como buen medio aficionado al cómic que soy, y mucho más a comprar figuritas y demás de series, pelis y personajes de estos tebeos, no podía yo dejar pasar la oportunidad de darme una vueltecita por allí y traerme algún “souvenir”. Tras ojear
vía Web las sesiones de firmas decidí (me puse como objetivo) conseguir un par de dibujitos, o en su defecto la simple dedicatoria, de dos dibujantes que para mí tienen mucho mérito y que como es natural me gusta su trabajo: Carlos Pacheco y Victoria Francés. A ver, prácticamente todos los que allí firman (dibujan) son impresionantes, pero rara vez te llega para ponerte en más de una cola y triunfar en ambas, así que hay que seleccionar, y yo les elegí a ellos.
¿Por qué ellos? Victoria Francés es de llegada reciente a la industria comiquera, de hecho sólo cuenta con veinticinco años de edad, pero eso no quita para que dibuje, y perdonadme la expresión, de puta madre. Para mí es la Luis Royo en fémina, y si no me creéis no tenéis mas que hojear alguno de los tomos que componen su trilogía Favole (Lágrimas de piedra, Libérame y Gélida luz).

De Carlos Pacheco se podría escribir mucho, pero como ahora mismo no estoy para eso y sí para daros una breve introducción y que así podáis comprender por qué quería un dibujo suyo, os diré que este gaditano, cuya exposición de originales me cautivó en la pasada edición del Expocómic, ha trabajado para Marvel (Excalibur, X-Universe, X-Men, Avengers Forever, Los 4 Fantásticos) y para DC (JSA/JLA: Pecados y Virtudes, Arrowsmith, Superman/Batman, Linterna Verde y actualmente con Superman), por lo que el dibujo del clásico héroe de tebeo americano lo tiene bastante trillado.
El sábado era el día elegido, con doble sesión de firmas tenía la oportunidad de abordar a mis objetivos e intentar conseguir al menos uno de los dos… Pues bien, por diferentes cuestiones que no vienen al caso el sábado, precisamente, no fui. Por suerte había sido previsor, y con un pequeño empujoncito el jueves por la tarde me planté en Expocómic pues firmaba Carlos Pacheco y sabía que era mejor tener dos oportunidades que una; todo un acierto.
Fui directamente desde el curro y llegué como una hora antes de la sesión. Tras una breve vueltecita para ver el ambiente decidí ponerme a la cola de las firmas… ¿He dicho cola? Allí no había “na de na”, todo lleno de butacas en espera de una charla sobre el coleccionismo de originales, pero de cola nada… o eso pensaba yo. Maté dos pájaros de un tiro; la charla fue interesante y bastante divertida, y además había tomado sin saberlo posición en la cola inexistente ¡Toma ya! Cuando la charla acabó, y como era de esperar, aquello se convirtió en un aluvión de gente que hábilmente toreé desde mi posición asentándome en el quinto lugar de la extensa fila de Pacheco… ¡El quinto y casi no me traigo el dibujo!
Primero los dos que tenía delante de mí casi se dan de hostias porque uno decía que llevaba desde las cinco de la tarde y el otro desde las tres, claro que el de las tres no estaba allí porque no había “cola”. Bueno, tras calmarse los nervios, un apretón de manos y que si ahora pasas tú primero y que no hombre, que me he exaltado, que pases tú… ¡Dios bendito! Tras llegarle el turno al que llevaba desde las cinco de la tarde, justo antas de el de las tres, Pacheco le dibujó una “Mujer maravillas”; le salió bien, pero cuando empezó a darle color no acabó de agradarle y la rompió, empezando de nuevo. Esto es importante porque, a unos ocho o diez minutos por dibujo, la hora de pasar de los dibujos a las firmas se acercaba peligrosamente… Pero me llegó el turno, y lo conseguí: ésta es la pequeña joya conseguida en el Expocómic 2007, como he dicho, una de dos, pero qué le vamos a hacer, otra vez será, porque seguro que a Victoria Francés aún le queda mucha guerra que dar.