Hoy ha ocurrido algo que me ha hecho romper el silencio, y no porque haya sido algo importante (espero que no), sino porque simplemente un niño de unos cuatro o cinco años ha conseguido que sienta algo parecido a miedo, y es que ha sido tan…, tan…, tan el jodío, que me apetecía contarlo.
En este tiempo han pasado muchas cosas, por lo general más de una se merecía un post (la operación del dedo, las Navidades, un nuevo concierto de Faux Filet, un par de cines como Soy leyenda y Aliens vs predator 2, etc.), pero la mayoría de las veces sin ganas he ido dejando pasar el tiempo y nos hemos ido a más de un mes. Pero hoy me apetece contar lo que ha ocurrido, y donde mejor que en este blog tan solitario como abandonado que es el Desagüe.
Prácticamente todos los que pasáis por aquí sabéis dónde y en qué trabajo, así que no veo necesario entrar en detalles. Me encontraba en uno de los largos pasillos, solitario por la hora que era, localizando unos cables en un rack. Estos estaban entrelazados por detrás de éste y como están a tope, yo tenía el brazo metido por un hueco que me lo estaba desollando (bueno, casi), un hueco situado justo abajo del todo. Debo deciros que el rack en cuestión mide dos metros de altura y era de doble cuerpo, repletito, repletito de aparatos y cables, todo ello descansando sobre unas pequeñas ruedas para poder desplazarlo, por lo que no se encontraba anclado a la pared; yo, como no, tirado en el suelo con el brazo hasta el hombro dentro de él.
A esto que tres “mujeres” con sus respectivos hijos pasaron junto a mí… “Mira mamá, estoy dibujando” decía uno de los niños garabateando en la pared; la madre, tras apremiarle, siguió pintando y ella andando, y yo mientras a lo mío. “Ese hombre va a morir”, oigo detrás de mí. Claro, mis cuentas no fallaban: tres mujeres, tres niños pequeños… y yo. Me di la vuelta y me encuentro al niño mirándome fijamente (la madre ya no estaba), y en ese momento no pude evitar acordarme de Damien, su Profecía, Premoniciones y cosas por el estilo. El niño seguía ahí, mirándome, así que le pregunto… “¿Quién se va a morir, yo?”, y el jodío niño dice que sí. “¿Y por qué me voy a morir?”, le pregunto con serenidad al proyecto de Damien… “Porque se te va a caer un cable y te lo vas a clavar”, me suelta como si nada. “Ahhh, ya… Pues espero que no tengas premoniciones”, claro, aquí me miró el niño con cara de pensar que qué narices eran las premoniciones esas y pasado un momento se largó corriendo con su madre. Y yo de nuevo a lo mío…, y a lo que el anticristo en potencia me había dicho, y a pensar en esas pelis de niños que te miran fijamente provocando sin que tú sepas bien como que el personaje en cuestión acabe perdiendo la cabeza a manos de unas hojas de cristal o con un pararrayos clavado como si de un pinchito moruno se tratase.
¿Y si se desplazaba el rack y me aplastaba contra el suelo? Esas cosas no pasan, al menos hasta que pasan… ¡Qué jodío el niño!
Bueno, pues con mi maldición echada, y con una sensación a medio camino entre “Vaya tontería” y “A ver si el capullo del niño tenía razón”, me he puesto a escribir el post en el primer hueco que he encontrado… Espero poder volver a postear.