La lluvia en Sevilla...

Pues eso, que la lluvia en Sevilla es una pura maravilla, o lo hubiera sido si se hubiese dejado ver por allí este pasado fin de semana, porque nos ha hecho una caló del demonio, tela.
Nos tocó disfrutar de esta tierra andaluza gracias al premio conseguido en la 2ª Bajada de Trastos Locos de Aranjuez, y he de reconocer que lo hemos pasado genial.
Tras una buena temporada llena de “ajetreos”, el fin de semana de relajación nos ha venido de perlas. Mucho turismo, eso sí, pero es que íbamos a eso; Sonia no había estado nunca allí y yo sólo lo había hecho por trabajo hace más de diez años… Vale, para ser sincero también había estado de pequeñito, pero de eso sí que prácticamente no me acuerdo.
Lo primero de todo fue disfrutar del AVE ya que ninguno de los dos habíamos montado en él antes y oye, como que mola, en un plis plas te plantas allí, bien descansadito y listo para andar un porrón.
Nos tocó disfrutar de esta tierra andaluza gracias al premio conseguido en la 2ª Bajada de Trastos Locos de Aranjuez, y he de reconocer que lo hemos pasado genial.
Tras una buena temporada llena de “ajetreos”, el fin de semana de relajación nos ha venido de perlas. Mucho turismo, eso sí, pero es que íbamos a eso; Sonia no había estado nunca allí y yo sólo lo había hecho por trabajo hace más de diez años… Vale, para ser sincero también había estado de pequeñito, pero de eso sí que prácticamente no me acuerdo.
Lo primero de todo fue disfrutar del AVE ya que ninguno de los dos habíamos montado en él antes y oye, como que mola, en un plis plas te plantas allí, bien descansadito y listo para andar un porrón.
Ya el viernes aprovechamos la tarde y a parte de un montón de bodas vimos la Catedral de Sevilla con la Giralda (eso sí, por fuera), la Torre del oro, merendamos en un chiringuito flotante sobre el río Guadalquivir, visitamos una Feria de las Naciones y vimos La Maestranza iluminada; vamos, que nos cundió bastante.

El sábado tampoco fue malo. La visita obligada a cada ciudad no son sus monumentos, al menos para nosotros, sino la Fnac, así que lo primero que hicimos fue visitarlo y hacernos con un curioso y pequeño trípode que a la postre nos ayudaría bastante. Visitamos la Catedral ya por dentro, muy bonita, sí señor, y los treinta y cinco tramos de rampa que llevan hasta el campanario de La Giralda; unos calamares fritos, unas bravas y una ensalada en una tasquilla con un simpático muñeco sobre el lavabo de señoras nos repusieron las fuerzas para continuar… Eso, y la pequeña siesta de un par de horitas que nos dimos, claro.

Más bodas, la Plaza de España y el Parque de María Luisa ocuparon nuestra tarde noche hasta nuestra cena en San Marcos, unos antiguos baños árabes reconvertidos en restaurante italiano. Ya, con las tripillas más llenas que un Kinder sorpresa sin abrir, dimos un paseito de nuevo hasta la Feria de las Naciones para comprar alguna cosilla y de paso ver (ejem, sobre todo yo) a un trío de macizorras cantando y bailando sobre el escenario.

El domingo hicimos uso, tras dejar el hotel, de la consigna de la estación para dejar las maletas, un gran invento gracias al cual pudimos ¿sin esfuerzo? pasar por la Macarena, Isla Mágica, la Cartuja y recalar tras cuatro horitas andando en un restaurante de la calle Betis, donde unos gazpachitos, una hueva aliñada, unos boqueroncitos fritos y un buen plato de cazón en adobo nos esperaban, todo ello regado por alguna cervecita; me da a mí que esta vez Sonia no se puede quejar de no comer cositas de la tierra.
Varios granizados, mucha agua y un Fnac con el aire acondicionado estropeado nos dijeron adiós a las 19:00 en la Estación de Santa Justa.
Comer, beber, dormir, andar mucho y ver muchas cosas…, hacer turismo. Un fin de semana tan descansado como agotador, una contradicción que toma sentido en el contexto de nuestras vidas y que ha sido posible al buen hacer y la buena voluntad de la Asociación Piratas del Tajo. Ahora toca pensar en como aprovechar el buen tiempo y en las vacaciones de verano, pero hasta entonces os dejo algunas fotillos de este viaje; quien sabe, lo mismo gracias a ellas y a este post alguno os animáis… y por Sevilla pasáis.
Comer, beber, dormir, andar mucho y ver muchas cosas…, hacer turismo. Un fin de semana tan descansado como agotador, una contradicción que toma sentido en el contexto de nuestras vidas y que ha sido posible al buen hacer y la buena voluntad de la Asociación Piratas del Tajo. Ahora toca pensar en como aprovechar el buen tiempo y en las vacaciones de verano, pero hasta entonces os dejo algunas fotillos de este viaje; quien sabe, lo mismo gracias a ellas y a este post alguno os animáis… y por Sevilla pasáis.
Etiquetas: Viajes