Soñar es un placer, sensual, genial... Soñando espero
No hace mucho que en el blog de una amiga se hablaba de sueños recurrentes, esos que se te repiten una y otra vez y que te desespera desconocer su significado. Sí, ya sé que la mayoría de vosotros ya leísteis su post y participasteis en sus comentarios, así que tranquilos que no va exactamente de lo mismo. Sobre lo que sueño me apetece decir un par de cosas y compartir, por qué no, alguno de los más curiosos con vosotros; entrando un poco en mi cabeza seguro que si antes teníais dudas de mi estabilidad mental, ahora las perdéis por completo.
Todos soñamos, eso no es nuevo. Dicen que es la manera que tiene nuestra cabeza de liberarse de esas inquietudes que durante el día almacenamos en nuestro subconsciente. Por ejemplo, tenemos esa mañana en que dirigiéndonos al trabajo nos cruzamos por la calle con un coche anuncio clásico de una tienda de productos de regalo; simplemente nos ha parecido curioso y de ahí no pasa. Pues bien, esa misma noche vas y sueñas que eres un copiloto en el Rally Ciudad Rodrigo de Coches de Época, ¿no es curioso? El tema es que si sueñas esto en seguida lo relacionas con la visión del día anterior; pero no siempre recordamos la causa de nuestros sueños, de esos detalles que quedan impresos en nuestra cabeza y que te conducen a esa aventura nocturna que casi siempre olvidamos.
Este blog que ahora estáis visitando suele reflejar experiencias vividas más o menos curiosas, pero cuando me planteé abrirlo no tenía aún muy claro que poner en él, de qué iba a tratar. El abanico de posibilidades era bastante amplio, y una de ellas, que me llamaba poderosamente la atención, era utilizarlo como medio de dar a conocer ¿al mundo? Lo que habita en mi cabeza… mientras duermo. Sí, se estuvo muy cerca de que en este blog sólo se viese una trascripción de esas incontrolables vivencias, y que al final descarté ya que los buenos sueños de relatar son demasiado infrecuentes, y puedes tener una racha de sueños curiosos o tirarte varias semanas con sueños normalitos que no tendrían ningún tipo de interés para el lector (entiéndase los cuatro amiguetes de turno). Este sistema hubiese sido una forma de demostrar una teoría muy sencilla y absoluta, de la que estoy plenamente convencido: en el Universo en que vivimos (no entro en universos paralelos, ramificados, ni absolutos, esa no es la teoría) nuestro destino está escrito, y eso es algo que nadie, ni siquiera las paradojas temporales, puede cambiarlo… ¿Qué?, ¿cómo se os ha quedado el cuerpo?
Desde mi punto de vista, demostrarlo sería, si tengo razón, bien fácil (lo siento, pero a veces se me va la olla), pero seguro que en el fondo estoy equivocado, seguro que es más fácil de lo que creo rebatir mis ideas; pero oye, que el post es mío y aquí no hay ningún matemático físico cuántico que me lo rebata con certeras pruebas.
¿Alguien sabe explicar con certeza absoluta qué es y cómo se produce un déjà vu? ¡Ah, que se trata de eso! Pues sí, en cierto sentido, sí. El déjà vu es el nombre con el que todos conocemos la paramnesia, es decir, un desorden en nuestra memoria que nos hace creer que una situación actual ya la hemos vivido. La gente lista que se encarga de explicar este fenómeno, o sea los expertos, no acaban de aclararse de por qué ocurre esto, pero casi están de acuerdo en que se trata de una especie de alteración entre memoria y percepción cuya consecuencia es el reconocimiento de nuevos estímulos como algo ya familiar. El hecho de que nos dure varios segundos se debe a la sensación de intranquilidad que nos invade en ese momento y al desconcierto ante el orden cronológico al que estamos acostumbrados.
Pues bien, esa es la insegura explicación que dan a un fenómeno del que desconocen su causa… Yo tengo la mía propia.
Somos gente que nos gusta la fantasía, disfrutamos con las pelis de miedo aunque nos acojonemos al verlas, y si salen robotijos y naves espaciales en una serie, peli, o en un libro mismo, nos lo pasamos pipa. Esto quiere decir que estamos abiertos a creer en lo impensable, a sentirnos atraídos de manera subjetiva por todo lo raro, y eso nos influye en la forma de ver las cosas. Podemos pensar, porque tampoco somos idiotas, que hay mucha gente repartida por nuestro desconsolado orbe azul que vive de la charlatanería y que se atribuye dones donde sólo hay ilusionismo y mucha, mucha cara; uno de esos claros casos son los adivinos. Pero un adivino que ve el futuro, es un clarividente, y eso sí que existe, el concepto de la clarividencia. ¿Alguien puede dudar que exista un verdadero clarividente en el mundo? Sólo pido creer en uno, ¿es tan difícil? Sabemos que nuestro potencial mental está mínimamente aprovechado, y desconocemos la magnitud de su poder si alguien lo estrujase al completo, entonces por qué no creer.
Ver escenas futuras requiere mucha imaginación o estar en sintonía con todas esas imágenes que deambulan en esa especie de limbo denominado espacio-tiempo, y si esto segundo es así, será porque es cierto que el futuro está escrito, con una escritura diferente a la conocida, una escritura encriptada, que lleva a varias percepciones distintas del mismo hecho; algo así como diferentes traducciones de un mismo texto, y de ahí las distintas apreciaciones que estos clarividentes pueden mostrar de futuros concretos.
Ahora bien, ¿y si mientras dormimos una parte recognita de nuestro subconsciente, llamada Enigma, sintoniza con ese escrito y desencripta pasajes de nuestra vida que luego confundimos con los sueños para que mas tarde caigan en el más absoluto de los olvidos? Esta situación pasaría inadvertida para la mayoría de los mortales, mas que nada porque son pocos los que están tan mal de la azotea como para planteárselo siquiera, y además porque no recordarán haberlo soñado.
Pero el caso es que yo sí que lo recuerdo.
Entremezclados con nuestros sueños hay extractos de nuestra vida que aún no hemos vivido, que es posible que nunca los vivamos, que conste, pero el caso es que pasado un tiempo, sin saber cómo o por qué, algunos de ellos ocurren inesperadamente; y eso no es casualidad. Con un simple gesto enmarcado en el contexto adecuado, esa alteración de la que nadie se libra (nadie se libra… ¿Es que acaso a todos nos funciona mal el cerebro?) se dispara y es entonces cuando yo no digo “esto ya lo he vivido”, sino que pienso totalmente convencido “esto ya lo he soñado”.
Nuestra existencia se ve representada como una línea acotada por nuestro nacimiento y nuestra muerte. Esta línea se entrecruza un millón de veces con las del resto de la gente que pasa por nuestra vida, igual que finas hebras entrelazadas para formar una gruesa maroma; ese universo escrito que encamina nuestro destino… ¿Es tan ilógico pensar que nuestros sueños discurran entre los vacíos espacios existentes entre las hebras, y que de vez en cuando roce o se cruce con la nuestra?
Para mí no.
Por eso la idea de llevar un registro público de esos sueños sería una forma de demostrar, cuando ocurra, que ambos caminos coincidieron alguna vez.
Una vez confesada mi absoluta creencia sobre la imposibilidad de alterar nuestro destino, de que por mucho que intentes cambiarlo no te das cuenta de que precisamente esos cambios ya estaban previstos, llega la hora de las revelaciones, de resumir brevemente alguno de esos sueños que jamás he olvidado por curiosos o impactantes.
Cuando en “Momentos…” se habló de sueños recurrentes, comenté mi poca aconsejable afición de soñar con mi dentadura y con las malas pasadas que ésta me hacía, por eso no me repetiré (ya que prácticamente todos leéis Momentos… ) y no hablaré de ese sueño, aunque sí de otros.
Una vez oí que expertos decían que en los sueños no se siente dolor ¡Mentira y gorda! Yo recuerdo como el dolor hacía que me despertase cuando sentía como una navaja rasgaba la carne y llegaba muy dentro de uno. También me he despertado al sentir el crujir de las vértebras en el momento que me partían el cuello en una pelea… Así que no me intenten convencer de lo contrario, que no me lo trago.
También he tenido sueños que rozaban la homosexualidad; he tenido sexo con señoras mayores y hasta he satisfecho la fantasía sexual de muchos hombres al montármelo con tres chicas diferentes a la vez (debo aclarar que en el sueño a una, como que no le iba el tema, se marchó en lo más emocionante; yo, caballeroso, me acerqué a ella para decirle que no pasaba nada y fue cuando lo bueno del sueño se acabó… Que le vamos a hacer). Pero como decía, algunos no se me olvidan y son curiosos de contar.
Empezaré por aquella vez en que, sin recordar cómo ni por qué, llegó una pistola a mis manos; tampoco recuerdo muy bien que me impulsó a hacer lo que hice, pero la levanté, me la acerqué a la sien, y me pegué un tiro en toda la cabeza. Lo bueno es que aunque fuese un sueño no soy sonámbulo, así que como curiosamente en el sueño no me había pasado nada, me pegué un segundo tiro; cuando amanecí me dolía terriblemente la cabeza.
En otra ocasión me dio por saltar de un octavo piso. A los pies del edificio una piscina rodeada de césped pretendía amortiguar el salto y rescatarme del calor veraniego. Como si emulase a Mel Gibson me lancé al vacío con tan mala suerte que no llegué a la piscina, más alejada de lo esperado. Reboté en el césped como si de una pelota se tratase y acabé en el agua. Recuerdo perfectamente el sonido del bote y la sensación.
Aquí debo agradecer el hecho de que estas líneas de sueños no se hayan cruzado con la de mi realidad, pues mi intención es seguir durante mucho tiempo dando la murga; juraito.
Pero no todos los sueños tienen que parecer precisamente de tendencias suicidas. En otro sueño mi padre y yo viajábamos en diferentes barcas dejándonos llevar por la corriente de un río. Poco a poco la corriente se aceleró y ambos nos dimos cuenta de que el cauce se metía por una pequeña cueva con el fin de convertirse en un río subterráneo. Yo grité a mi padre que impotente veía de pie como la caverna le engullía. Yo, sabiendo que si le seguía me ahogaría, me convertí en un pez de dibujos animados y me fui tras él; al final acabamos los dos convertidos en peces nadando en un mar de Fanta naranja bajo un espléndido y multicolor arco iris, también de dibujos animados.
Se puede decir que tras esta versión Disney, también tengo la de ciencia ficción.
En este sueño yo era a la vez dos personajes; el hijo en una familia, y la persona que cuidaba de mí. Mi casa era moderna, casi aséptica, y recuerdo soñar varios períodos de esa vida; pasé en el sueño de ser un niño a un joven bastante más mayor. Un día irrumpió en la casa una raza guerrera alienígena, pegando tiros con sus escopetas láser y destrozándolo todo. Me dieron una buena tunda, atacaron a mis padres (padres en el sueño, porque no les conocía de nada en la vida real), y cuando todo parecía perdido, de mi interior surgió una energía inigualable que hizo retroceder a los asaltantes. Entonces llegó más gente como yo (en ese momento ya era distinto), llegaron volando y a mí me salieron alas (sí, como el de los X-Men o el mismo Casillas); vencieron a los alienígenas y se hizo la calma. Nos explicaron que yo era el príncipe heredero de su raza y que me habían tenido escondido, sin que yo mismo lo supiera, en ese lugar por seguridad. Pero ahora que había sido descubierto debían buscarme otro lugar para en su día poder gobernar y así cumplir con mi derecho de nacimiento; debía abandonar la que hasta ese día había sido mi familia. Recuerdo que sentí pena, pero emprendí el vuelo con mis congéneres; una sensación de vuelo estupenda.
Mas recientemente he soñado con una curiosa historia de… terror. Gran parte de este sueño me lo pasé de noche matando zombies, como si de alguna película de George A. Romero se tratase. Me deshacía de ellos con una escopeta, pegando tiros y quitándomelos de encima como podía, a patadas, con empujones, huyendo en una carrera sin fin para no ser devorado. Esa huida me llevó a encontrar ridículo cobijo en un cuarto de baño, donde intenté recargar la escopeta. Tras varios intentos me di cuenta de que debía primero quitar una chapa que impedía meter los cartuchos, tras apartarla torpemente, los mismos cartuchos no querían entrar, se me caían, los recogía, lo volvía a intentar, se volvían a caer; así un buen rato, ¡joder, toda la noche disparando y ahora no iba a poder recargar el arma! Me levanté (estaba acurrucado en el suelo) y lo comprendí todo en cuanto vi mi rostro reflejado en el espejo… ¡Me estaba transformando en uno de ellos! Mi mente funcionaba bien pero mi cuerpo no respondía, era torpe, lento. De detrás de la puerta me llegó el inconfundible sonido de la esperanza de mi antiguo yo; habían acabado con los zombies que me perseguían y ahora me iban a liberar. Entonces me entró miedo porque me había convertido en lo que estaba persiguiendo, y ahora ellos me matarían… y yo no quería morir; creo que la desesperación hizo que me despertase.
Este sueño es uno de los que recordaré con especial cariño, pues sentirse zombie es una experiencia única que muy pocos viven para contarla.
Han habido más, muchos más. Hoy sin ir más lejos me he levantado cansado pese a no dormir mal, pero he soñado y mucho, algo de acción, otra peli quizá; al recordar estos otros sueños he olvidado prácticamente lo que recordaba de él cuando me he despertado, suele pasar. La verdad es que no me importa mucho, mi cabeza es una fuente inagotable de aventuras cuando duermo, y seguro que viviré muchas más.
Como curiosidad comentaros para acabar que de uno de ellos surgió el nombre de Orfideón, junto a otro que me reservo para otras cosas, en un sueño fantástico y medieval, durante aquella distante ya época del Hero Quest.
La próxima vez que duerma intentaré inducirme un sueño, algo extravagante, algo que merezca ser contado, y tened por seguro que aquí lo escribiré…
Por si algún día se hace realidad.
8 Comentarios:
Está claro que lo tuyo es el cine, casi me alegro de que no sueñes conmigo aunque espero ser la chica de tus sueños despierto. Besitos.
¿Ves? Eso es lo que pretende ser "Momentos..." un lugar no sólo donde leer las locuras que a mí se me pasan por la mente, sino donde encontrar algo que te haga pensar, recapacitar, recordar... lo que sea, pero que en definitiva haga que tus neuronas terminen friccionándose unas con otras (es decir, que hagan guarreridas como locas XDDDDDD)
En cuanto a mi teoría del Dejà vù o cómo puñetas se ponga, es algo a lo que le he dado muchas vueltas porque, como a todo el mundo, me parece curioso. Hace poco llegué a la conclusión de que cuando decimos "esto lo he vivido", en realidad es totalmente cierto. De hecho, en algún que otro Dejà vú, he intentado concentrarme, al mismo tiempo que ocurria y observaba que estaba ocurriendo lo que sabía que iba a ocurrir (¿os habéis enterado de algo? ¡Bien! ¿Me lo podéis explicar?), y me he dado cuenta de que ciertamente aquello que estaba pasando lo había vivido de manera similar y mi mente, lo único que estaba haciendo en el famoso Dejà vù, era superponer la vivencia pasada con la presente, cambiando personajes y ajustando toooda la escena a lo que estaba sucediendo.
En fin, sí, ya tengo hora con el loquero. XDDDDDDDDDD
Y, oye, que sepas que este post me ha encantado (el tema de los sueños me apasiona, de hecho, y aquí entre nosotros, el segundo capítulo de Alma15 es un sueño).
Ah, y que sepas que este post tiene algo de Pornografía Emocional. Guayyyyyyyy. ;-)
Voy a hacerme psicoanalista, con vosotros me forro.
No, si al final todos seremos "pornografos".
Como ya he explicado mi punto de vista sobre el déjà vu, no te puedo dar la razón, pero cuando busqué el nombrecito de marras en el google (¿no pensarás que sabía como se escribe la palabreja, verdad?) leí que en algunos casos podía durar hasta horas, provocando incluso la precognición de algunos hechos; vamos, que si todas nuestras cabezas están mal, la tuya está peor... Que no, que es broma, ya me gustaría a mi vivir un déjà vu de ese tiempo, debe ser una experiencia cojonuda... eso sí, te tiene que dejar los sesos hecho agua.
No, si al final todos seremos "pornógrafos".
Por otro lado como ya he comentado mi teoría lo que te puedo decir es que buscando la palabrita de marras en el google (no creerás que sabía como se escribe) leí que algunos podían durar horas, y hasta causar "sensación de precongnición" con algunos sucesos.
Ahora que lo pienso ambas teorías pueden ser totalmente compatibles; lo has vivido en sueños aunque no lo recuerdes... ¡Sabemos que las sensaciones son tan reales!
Lo siento, pero como véis me ha hecho un pseudo déjà vu y casi repito texto...
¡Una señal! ¡Una señal! ¡He recibido una señal!
Joder que loco estoy...
Iba a hacer un comentario sobre un artículo tan onírico, pero ahora mismo tengo un déjà vu y no estoy seguro de si ya lo he hecho...
Pues mira, hablando de artículos oníricos... ¡Me está entrando un sueñecito! Lo mismo después de la siesta leo vuestros comentarios y me digo incrédulo: ¡Joder, si esto ya lo he leído!
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