viernes, mayo 19, 2006

Dos carcas en la Universimad

Empezar hablando de lo abandonado que tengo el blog sería repetirme un poco, pero como ya lo tenía escrito antes de publicar el anterior, sería lógico resaltar al menos algún pequeño comentario. Por eso sólo diré que puede que cuando tenga un ordenador en condiciones e Internet en casa, la asiduidad sea algo mayor, estoy casi seguro de ello, pero como muchos sabéis mi facilidad para poder subir algún post esta circunstancialmente limitada; si a eso le sumamos mi lentitud en la escritura y las características habituales de mis posts…
Pero dejémonos de excusas que todos comprendéis y hablemos de otro tema.
El pasado lunes se festejó aquí en Madrid San Isidro Labrador, y por ello en estos días se han llevado a cabo muchos eventos ofrecidos por la ciudad con motivo de la celebración de su patrono. Entre ellos se encontraba el Universimad, una celebración musical de más de doce horas de duración que, aparte de los finalistas del XXVIII Premios Rock Villa de Madrid y su entrega de premios, recogía un elenco de artistas entre los que se contaban un par que nosotros queríamos ver. Lo bueno de éste acontecimiento es que era gratuito previa adquisición de invitación; uno de los lugares elegidos para darlas era la Fnac, así que ningún problema.
Aunque la previsión era de doce horas de concierto, teníamos claro que con tres o cuatro horas que allí pasásemos era más que suficiente para nosotros. Puede que si el resto de artistas nos hubiesen sido más conocidos hubiésemos hecho un esfuerzo mayor, pero tanto Christina Rosenvinge como Javier Álvarez (los dos que nos interesaban) tocaban con un margen de dos horas de diferencia, y eso nos venía de perlas.
El lugar elegido para tan monumental concierto fue en el Paraninfo de la Universidad Complutense, en sus instalaciones deportivas, y como desconocíamos el tiempo que nos llevaría encontrar tal lugar al no haber estado antes ninguno de los dos, decidimos salir con tiempo de casa; encontrarlo al final fue fácil y llegamos sobre las cuatro, una hora antes de la teórica hora de inicio de la Rosenvinge. La primera impresión que tuvimos fue de carcas. Para nada nos consideramos viejos, pero es que allí casi todo el mundo era demasiado joven, de edad universitaria, y eso hacía que nos sintiésemos “los papás” de muchos de ellos. Aceptada tal diferencia de edad la segunda impresión es que parecíamos dos pollos en un asador… Las cuatro de la tarde, un sol de injusticia más que de justicia, prácticamente ni una sombra y la poca que había a rebosar de gente; los escenarios sobre el campo de fútbol, es decir, tierra seca y polvo. Al menos había un poco de césped salvador alrededor del campo, la mayoría también ocupado, y un sin fin de puestecillos dispuestos a saciar tu sed y refrescarte un poquillo a cambio de unas “míseras” monedas.
Otra cosa que me pareció curiosa (debe ser que vamos a pocos eventos de jóvenes), pero que vi bien, es que se repartiesen preservativos de forma gratuita…; muchos, muchísimos, diría que a miles a tenor de la gente que allí había y que los daban a pares (extra fuertes “válidos para uso anal”, rezaban; si es que están en todo). Vimos los distintos usos que algunos les dieron, desde hacer los típicos globitos extra-resistentes, hasta reventarlos poniéndoselos de capucha, cogiendo aire por la boca para inflarlos por la nariz; quiero suponer y pensar que algún uso más típico también cayó, aunque no lo viésemos.
Los cleenex tuvieron más presencia si cabe que los condones, algo que fue directamente proporcional al número de gramíneas en espacio abierto; menos mal que Sonia, afectada número uno de este problema, había llevado una generosa provisión de estos pañuelitos.
Como buen festival que se precie hubo dos escenarios, así evitaban incómodas esperas entre actuación y actuación; mientras se tocaba en uno, en el otro se preparaba el siguiente grupo, el cambio era inmediato y la música no paraba de sonar, ¡bien de nuevo por la organización!
Y llegó la primera actuación que esperábamos.
Supongo que todos conocéis (de aspecto al menos) a Christina Rosenvinge… Bueno, pues sigue igual de delgada (según Sonia anoréxica perdía) y la verdad es que nos defraudó un poco. Ciertamente se oía bastante poco a la chica; siempre ha dicho Sonia que su encanto radica en la voz tan dulce que tiene y que lo mejor es escucharla en sala pequeña. Puede que tenga razón, pero o lo disimulaba mucho o su ánimo en el escenario brillaba por su ausencia, igual que su movimiento… ¡Muévete algo mujer, que estás dando un concierto! A todo eso le tenemos que sumar que desconocemos sus últimas canciones, por lo que nos resultó algo decepcionante. Tocó la guitarra (lo habitual) y teclados, pero como no aguantábamos más el calor y no nos convencía mucho, tras la tercera canción nos fuimos a tomar algo. Entonces, con un mini de naranja en las manos y alejados del escenario, fue cuando descubrimos que de lejos se oía mucho mejor que de cerca; supongo que eso fue fallo, o acierto, de los técnicos del festival, porque lo apreciamos en los restantes artistas también.
Tras la Rosenvinge le llegó el turno a SKA Cubano, un grupo que arrastró a bastante gente frente al escenario y que con sus ritmos entre caribeños y cubanos hizo las delicias de los asistentes; de hecho cantaron más de la cuenta retrasando, por consiguiente, las restantes actuaciones. En este punto ya eran las siete de la tarde pasadas, unas piadosas nubes apaciguaron un sol que a media tarde derretía los sesos, y una bondadosa brisa hacía su aparición ante el agrado placentero de todos. Nubes, brisa vespertina, temperatura agradable, bebida y música en directo, todo ello recostados en el césped ¿Qué más se podía pedir?
A SKA Cubano le siguió La Chicana, rock con aires de tango argentino. Pero nosotros ya nos encontrábamos en primera fila del otro escenario viendo como la já band (la banda que acompaña a Javier Álvarez) preparaban sus bártulos para su inminente actuación. Por si a alguien no le ha quedado claro, este cantautor es el preferido de Sonia, y claro, de tanto acompañarla a sus conciertos como que uno le toma cariño. Puede que si no fuese por la fijación que tiene por este hombre yo no le hubiese prestado la atención de la que ahora disfruta, pero reconozco que el tío me cae bien, es simpático y muy natural. Para su último disco, Plan be, montó la banda, y obviamente sus actuaciones son más marchosas que cuando sólo toca acompañado de su guitarra. En nuestro recuerdo queda un concierto suyo en el teatro Margarita Xirgú de Alcalá de Henares… No más de cuarenta personas (familiares y amigos incluidos) y un frío compartido por todos que debía rondar los cero grados. Fue un concierto lleno de complicidad, de carácter totalmente intimista; una velada de canciones a petición con el único calor de la admiración que sentíamos los que allí nos reunimos.
Y eso no se olvida.
Tras su anuncio por parte de uno de los presentadores del evento llegaron los primeros acordes. Estaba claro, y demostrado nada más empezar, que en primera fila no íbamos a oírle bien (había pasado con todos y este chico no iba a ser una excepción), pero lo importante del concierto para nosotros era verle a él, y como en este caso sí nos conocíamos las canciones, disfrutamos mucho y nos lo pasamos genial. Tras una cortísima media hora todo acabó y una nueva migración de escenario tuvo lugar. Para nosotros, la presencia en el Universimad tocaba a su fin; aproximadamente serían las ocho y media de la tarde.
Llevábamos el último disco suyo por si había suerte y nos echaba un autógrafo (vale, puede sonar algo superficial, pero tanto mola tener un disco autografiado por el cantante como un libro firmado por su autor), así que durante un rato nos inmovilizamos junto a la puerta de acceso de artistas por si por un casual pasaba por ahí; tras la infructuosa espera nos fuimos al coche.
Pero como hay cosas que se merecen una segunda oportunidad, ya con el coche pasamos de nuevo por aquella puerta con la pequeña esperanza de que en los diez segundos que tardásemos en pasarla, él apareciese en ella… y tuvimos suerte; hablando con unos y firmando a otros; warnings al canto y a la caza del autógrafo… y de la foto. Agradable como siempre, no tuvo problemas en firmarnos su CD y en hacerse un par de fotos con Sonia. Nos reconoció que tras la actuación le acababa de dar unas caladillas a un peta (lo que digo, natural como la vida misma) y estuvimos hablando sobre su próximo concierto, que era en Las Palmas, y lo lejos que nos quedaba a todos. Tras un par de besos y la felicidad reflejada en el rostro de Sonia por la charla de tú a tú conseguida, nos fuimos a cenar; yo en el saxito, y ella en la nube que estaba subida.
Un restaurante chino, junto a la plaza de Chueca, fue el lugar escogido. Mas que hambre lo que teníamos era sed, pero ya se sabe en estos lugares, empiezas a picotear de distintos platos y acabas atiborrándote, así que al final fui yo quien prácticamente comió por los dos. Durante la cena vimos las cinco o seis fotos que le habíamos hecho a la Rosenvinge, las más de treinta del Álvarez, e incluso las grabaciones de partes de su actuación (estas cámaras digitales son la leche).
Y así, casi sin darnos cuenta, el día fue llegando a su fin. Un Universimad adecuado para el personal pero suficiente con cuatro horitas para nosotros, con un visionado entre el arroz tres delicias y el pollo con almendras de los acontecimientos del día, y el motivo para un nuevo post de este blog tan abandonado últimamente. Ahora sólo me queda meterme en la página de alguna agencia de viajes; puede que los vuelos a Las Palmas no sean tan caros al fin y al cabo.
Quien sabe…

5 Comentarios:

At 23 mayo, 2006 01:56, Anonymous Anónimo dijo...

Jodé, al final Javi y yo no nos animamos, y lo peor es que al final no te dije nada. Sorryyyyyyyyyy!!

Eso sí, tenemos una kedada pendiente. Y me alegro por Sonia, ese autógrafo y esa pequeña charla. ¡Iros a Palmaaaaaaaa! ;-)

PD: La Rosenvinge (o como se escriba) siempre ha sido lo peor. Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

 
At 23 mayo, 2006 08:37, Blogger Orfideon dijo...

Tranquila, cuando me comentaste que Javi no te había dicho nada supusimos que al final no vendríais. Lo de la kedada para cuando queráis, sigue pendiente.
Lo de Palma fue este fin de semana, y lo cambiamos por Fuengirola para hacerles una visitilla a mis padres; de todas formas Palma nos quedaba mú lejos y se nos iba de presupuesto.
Sobre la Rosenvinge (que sí, que lo escribiste bien) decirte que me decepcionó bastante, quizá en una sala más pequeña puede que esté mejor, pero la verdad es que ahora me apetece poco repetir la experiencia.
Por cierto, ya me ha llegado la actualización pero aún no he podido verla... Hoy, sin falta... Un besote, chao.

 
At 24 mayo, 2006 01:14, Anonymous Anónimo dijo...

Jeeeeeejejeje, y ahora me doy cuenta de que Sonia y la Rana salen en una de las fotos. MOOOOLAAAAAAAAAAA!!

Pues ná, a ver si quedamos más adelante. ;-)

BESILLOOOOOOOOOOOOOS.

 
At 24 mayo, 2006 08:50, Blogger Orfideon dijo...

¡Rana forever a todos los lados! La verdad es que la pobre ya lleva lo suyo encima y de vez en cuando hay que dejarla en casa, pero no quería perderse la Universimad y le sacamos una invitación... ¡Leches! Ahora recuerdo que en la puerta había un cartel que ponía "ancas de rana... 3euros", lo mismo la colamos y todo ;-)

 
At 24 mayo, 2006 09:34, Anonymous Anónimo dijo...

Pues yo hace mucho que no la veo. :-(

... Y sus ancas no tienen precio. Jeeeeeeeeeeeee

 

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