miércoles, octubre 29, 2008

Palomas

Desde lo alto veo ahora el pequeño parque que antes observaba a diario desde la ventana de casa. La verdad es que no es nada especial, en un día normal puedes ver a niños rebozándose en la tierra y montando en columpios oxidados, a madres manteniendo conversaciones a la vez que tienen la mirada puesta en lo que hace su hijo, a algún corredor castigando su cuerpo con algunos ejercicios mientras su perro juguetea con las palomas, a ancianos que en días soleados descansan sus huesos en un banco, y como no, también a aquellos que alimentan los pajarillos con los restos del pan del día anterior. Todos los días ocurre lo mismo, y todos los días ver aquellas palomas me recuerda cómo empezó todo.
Aquel día era de esos que se está mejor en casa, el parque estaba vacío por el frío que hacía, y como suele ocurrir en estos casos, las palomas buscan el sustento en los huecos de la fachada. Unos pequeños golpes atrajeron mi atención hacia la ventana. En el alféizar de ésta había una paloma, cojeaba de una pata y apenas podía mantenerse en pie, manchas de sangre salpicaban su plumaje; posiblemente algún gato intentó dar buena cuenta de ella. Yo era una persona solitaria, todo el día encerrado en casa, falto de amistades, falto de cariño. El caso es que debió ser que tenía el día tonto, ya ves, una simple paloma; me apiadé de ella, le entablillé la patita, la alimenté y la cuidé hasta que pudo valerse por sí misma y recuperar su libertad perdida. Fue cuando ocurrió, de alguna forma que aún no consigo explicarme, comprendí que quería que me uniese a ella.
Empezó a visitarme a diario, sin palabras ni arrullos, ambos nos entendíamos. Llegué a pensar que estaba enloqueciendo; pero no era así, ahora lo sé. Poco a poco los cambios empezaron a desarrollarse, sutiles al principio, acentuados conforme el tiempo pasaba. Tal ligereza había adquirido mi cuerpo que hasta pensé que algún día llegaría a volar; y es día no se hizo esperar. Me sentía preparado, agradecí la presencia de mis nuevos congéneres en el alféizar donde todo empezó; ahora tenía por fin amigos, pertenecía a una comunidad. Me coloqué junto a ellos, noté la suave brisa en mi rostro y salté esperando sentir la ligereza de un vuelo jamás experimentado por hombre alguno.
Agonizando de dolor, con el cuerpo retorcido en un baño de sangre, dediqué mi último pensamiento a mis nuevas amigas: ¡Capullas! Podríais haberme dicho que los perros no juegan con nosotras… ¡Nos cazan!

Micro mini cuentos anteriores:

Yo me intento bajar en la próxima, ¿y usted?
El buen escritor
Combustión espontánea
Con vistas al lago
Los buenos ilusionistas se cuentan con los dedos de una mano
El relicario

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4 Comentarios:

At 29 octubre, 2008 11:37, Blogger J. dijo...

me he perdido..era un hombre, una paloma o un gato..

pigeon-man??

 
At 29 octubre, 2008 12:23, Blogger Orfideon dijo...

Ja, ja, jaa... ¡Desde luego Superman no era! Como siempre todo está abierto a interpretaciones, se juega con ello. Al principio te hace parecer que siente una atracción zoofílica con la paloma, después que está majara perdido, después que su locura le lleva a creerse una paloma y que puede volar, después parece que se ha estampado contra el suelo tal y como debería ser, pero resulta que su último pensamiento confirma que se ha vuelto un palomo, que ha volado, que ha llegado al parque... ¡Y que un perro la ha cazado! También puede que todo pasase en su cabeza y de verdad estubiese estampado en la acera mientras pensaba, para dar realismo a su fantasía, que le cazó un perro. ¿Verdad o imaginación? Es como El laberinto del Fauno, queda a la libre interpretación de quien la vea, en este caso de quien lo lea.
Un saludo majete.

 
At 30 octubre, 2008 12:36, Blogger Montse Rius dijo...

UY,uy,uyuyuyuy, dejas demasiada libertad al lector en este microrrelato. Creo que está bien que imaginemos cosas o tengamos nuestra propia interpretación pero creo que dejas abiertas demasiadas opciones.

Yo me he perdido con lo del perro! pero hasta ahí bien. Me he imaginado que volaba y que evidentemente se estampaba pero no he podido llegar a la conclusión de que aterrizaba en un parque y un perro se lo zampaba.

Me gusta como está escrito pero me falló el final.

Besitos!!!

 
At 30 octubre, 2008 17:07, Blogger Orfideon dijo...

Una de las gracias de este cuentecillo es que pienses que efectivamente se estampa contra el suelo porque se cree una paloma, para descubrir con la famosa frase del perro que lo que creíamos al final no era lo cirto y que de verdad el tío se transforma en paloma, si se explica que efectivamente él ha volado, ha aterrizado en el parque, ha visto que se le acercaba un perro y creyendo que era para jugar se ha quedado esperándolo, y que le ha enganchado con sus mandíbulas y le ha masticado un par de vrces antes de escupirlo... pues pierde gracia la última frase. Aun así pueden haber varias interpretaciones tal y como le he comentado a J.
En cierto sentido esto ha sido una ida de olla del autor, un tipo que me han dicho que está algo majara. Es más, tengo entendido que este relatillo le ha dado unos cuantos problemas, y eso puede verse en vuestros comentarios.
Sigue con las opiniones, un beso.

 

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