El descanso del guerrero

Han pasado aproximadamente siete meses desde la anterior entrada en El Desagüe, un tiempo que ya se me hace largo y en donde la ocupación, la desidia y el desánimo me han mantenido alejado de él y de lo que en realidad representa; una ventana al exterior de una parte de mi interior. Pero la niebla se va disipando y el camino vuelve a hacerse visible, así que espero gustoso que la comunicación con los demás a través de este blog vuelva a ser habitual.
Hace tiempo que tomé la decisión de no convertir esto en un diario de pornografía emocional, aunque es cierto que no siempre puede ser así. Volcar de vez en cuando tus frustraciones y las razones de un estado de ánimo pésimo te puede ayudar bastante, algo así como hablar con alguien. El mayor de los inconvenientes es que gente que puede acceder a él no tiene por qué saber de estos problemas, así que espero volver precisamente con lo que parece mejor sé hacer; mis trasteos y proyectos varios.
En esta época en que el Facebook y similares están relegando al olvido el blog tradicional, me gusta pensar en el mío como una vía de comunicación con esos amigos con los que por distancia u ocupación tengo más abandonados, y así hacerles partícipes de todas esas locuras (y no tanto) en las que me suelo embarcar. En este sentido habría muchas cosas que contar pues no creáis que todo ha sido desidia en este tiempo, pero dosificarlo sería una buena manera de prolongar la vida útil del Desagüe teniendo en cuenta el tiempo que suelo tomarme entre una actualización y la siguiente.
En mis planes futuros también entra cambiar su aspecto, tengo una ligera idea de lo que quiero hacer pero aún necesita tiempo; remozar mi web personal, El Refugio de Orfideón, también es un objetivo próximo. Eso sí, todo poco a poco, que volver a estar en la red es como una rehabilitación, hay que tomárselo con mucha calma.