¡Ayyy, que se nos casa el niño!

Si es que no se puede dejar tanto tiempo desamparado esto del blog, más que nada por aquello de que luego se te van amontonando cosas y al final no cuentas ni una mínima parte de lo que esperabas…, pero esto es lo que hay.
Es cierto que El Desagüe suele ser mi plataforma particular para mostrar a aquellos que se pasen por él las cosas que yo hago; generalmente suelen ser amigos y familiares varios. Pocas veces (al principio más, pero ahora…) suelo contar experiencias personales, y no me refiero a leer tal libro o ver tal peli, sino esas cosas catalogadas como pornografía emocional, que te llegan hondo y te hace reflexionar. Y otras sencillamente se simplifica todo y medio cuentas algo que te ha pasado con los amiguetes y además muestras algo que has hecho, como es el caso.
A mediados de septiembre se nos casa uno del grupo… Bueno, en realidad son dos ya que las parejas son parte de éste también. Pero cuando ahora hablo del grupo me refiero a ese grupo de chicos que se hicieron amigos hace mucho, mucho tiempo y que conforman esas amistades de toda la vida a las que se unieron, hace más o menos tiempo, esas chicas con las que ahora compartimos nuestras vidas. Pues bien, como he dicho se nos casa uno, el penúltimo de la fila (los que viven en pecado también cuentan, que esos están más casados casi los otros), y como mandan los cánones a cada boda le debe preceder una despedida de soltero.
Algunos piensan que estamos más “pa llá” que “pa cá”, otros sin embargo creen que es una buena idea, que es adecuado. El caso es que desde hace ya bastantes bodas nuestras despedidas de solteros van asociadas a actividades al aire libre, eso sí, sólo los chicos, que al menos hasta el momento se ha mantenido tal premisa. Pero claro, no es lo mismo ahora que hace diez años, así que esta vez la cosa iba de tranqui; unas piragüitas por el río, comer bien, y algo de salida nocturna para tomarla por los pueblos de la zona eran los objetivos secundarios.

El principal, sin duda alguna, era estar todos juntos al lado del homenajeado.
Ambas cosas se alcanzaron buena nota pese a echarse de menos a aquellos que por distintas razones no pudieron estar; pero como ya se dijo en su día, que no se preocupasen, que ya comíamos nosotros por ellos.
Ahora os dejo con un montajito de lo que acaeció en algunos momentos de la despedida, y así podréis opinar si esta forma de celebración es adecuada para un grupo de amigos ya cuarentones… o casi.
Espero que te lo pasaras genial, Robert, y que no te acuerdes mucho de mí cuando veas el vídeo.