viernes, febrero 02, 2007

Lavapiés

Hoy he visto una pelea.
En realidad la vi ayer; que yo escriba un post y lo suba el mismo día es algo inusual, aunque eso es lo de menos.
Como muchos de vosotros ya sabéis, en mi afán de perder peso y por consejo directo de mi enfermera, hace poco que empecé a andar un rato al salir del trabajo; es bueno para reducir algo el peso y estabilizar la tensión. Al principio mi recorrido finalizaba en la Plaza del Callao, haciendo así un cuarto de hora de pata excursión. Al poco, y dada la poca diferencia que suponía, aumenté a veinte minutos; esto era llegar hasta la Puerta del Sol. Gran Vía, Callao, Preciados…, recorridos céntricos que hacen más que probable el encuentro con famosos; Esther Arroyo, Santiago Segura, Pablo Carbonell…, hace cuatro días aumenté a los treinta.
La cuestión es no perder mucho tiempo, y si hay que andar hacerlo siguiendo el camino que habitualmente harías en metro; estos diez minutitos adicionales me llevan directamente al corazón de Lavapiés… No, aquí no he encontrado precisamente famosos, puede que alguno saliese en su día en algún telediario cuando llegó a la costa en patera, pero eso no me arranca precisamente una sonrisa.
El primer día bajé hasta la plaza por la misma calle de Lavapiés. Puede que por tratarse de una calle ancha fuese el lugar habitual de reuniones de grupos, de esos que es preferible no mirar por temor a que te digan algo. El callejeo se respira, la inmigración se apodera de la calle y tú, un ciudadano normalito de a pie, te sientes extraño en tu propia casa. Así que el segundo día decidí bajar por una paralela, la calle Olivares; más angosta, más desierta, creando una mayor seguridad aunque ésta fuese relativa.
Elegida la calle, el tercer día bajé por ella directamente, con la seguridad de quien se conoce el camino…, esto fue ayer.
Llegando a la plaza empecé a oír los gritos: “puta…, puta…”, y vi como la gente desviaba su atención en la misma dirección, justo al centro de la Plaza de Lavapiés. No hacía falta mucha imaginación para adivinar lo que estaba ocurriendo. Allí, inmersos entre cinco o seis tíos que intentaban separarlos, un hombre y una mujer se enganchaban de lo lindo. No penséis que la mujer era una pobre damisela en apuros, para nada; la había visto el día anterior en la plaza, lo que me indicaba que era una habitual, y os aseguro que siendo bajita el chico llevaba las de perder.
No sé por qué empezó, pues lo peor de todo es que estas cosas no precisan de un motivo comprensible para que ocurran. Tampoco sé como terminó. Lo que sí sé es que en el tiempo que tardé en cruzar la plaza dirección al metro no hubo huevos a separarlos. No suelo ser valiente en estos casos por lo que no me asaltó una inquietud apaciguadora que me impulsase a poner paz en el asunto; simplemente lo vi mientras bordeaba la plaza.
En teoría ha sido un hecho aislado, algo que no es lo habitual que pase, aunque me cuesta un poco creer mis propias palabras. Hoy vuelvo allí, y la semana que viene lo haré otras cinco veces. Mi planning dice que al menos me quedan otras dos semanas antes del siguiente y definitivo paso; la estación de Atocha, cuarenta y cinco minutos de marcha, de bombeo saludable del corazón. Eso sí, como vea que la cosa empieza a ponerse fea iré pensando en aumentar el tiempo de dicha marcha antes de lo previsto…
Digamos que andaré más por motivos de salud.

6 Comentarios:

At 02 febrero, 2007 14:01, Blogger Montse Rius dijo...

Tu idea, aconsejada o no por tu médico, pero puesta en práctica por ti de andar lo máximo posible, me parece de lo más acertado. Eres muy joven, Orfi y hay que cuidar este único cuerpo que nos han dao.

Ya decía yo que últimamente te encontrabas con mucho famoseo y no imaginaba la razón...y ya veo que son las rutas que utilizas.

Todo tiene su encanto. Y Madrid es lo que tiene. Pero, hijo, debe de venir de familia porque yo me hago caquita con esas cosas. Las peleas siempre me dejan muy mal sabor de boca, es mas, se me pone un mal cuerpo...

La verdad es que me muevo poquísimo por el centro, para mi sigue siendo la misma sensación que cuando aterricé hace mil años desde Málaga, me siento "turista".

Ya ves, me gusta vivir en una "burbuja" aunque la mayoría de las veces no se corresponda con el mundo real.

Besos y por fi, ten cuidadínnnn!

 
At 02 febrero, 2007 20:02, Blogger Orfideon dijo...

Cuesta ponerla en práctica, no te creas, pero sí es cierto que poco a poco ves los resultados; salvo el cansancio en las piernas, que no agujetas, te sientes mejor, más ágil, y sobre todo te cansas menos cuando corres para coger el cercanías cuando se te escapa.
Creo que lo normal es que ante una pelea callejera, y no hablamos de unos chicos que hayan bebido más de la cuenta y se den cuatro leches sino de gente que vive prácticamente en la calle y que no les importa nada lo que les pase a los demás, todos tenemos nuestros reparos, y desde luego pocos son los que se meten en medio de todo el follón; eso más bien se llama tener algo de cordura, y yo aunque orbite, para éstas cosas soy precavido.

 
At 02 febrero, 2007 21:52, Anonymous Anónimo dijo...

Si la calle esta muy rara te coges el metro, que a mi me encantan tus michelincillos. Te quiero.

 
At 05 febrero, 2007 18:29, Blogger Pily B. dijo...

Ea, pues ENHORABUENA por tu decisión y sobre todo por seguir llevándola a cabo y más, por ir a más. Es de admirar... ya decía yo que el otro día te vi muy guapetón, y ahora resulta que no es el corte de pelo, sino las caminatas que te metes, eeejejejeeeee.

Pero, coñas marineras a parte, si ves que la cosa es de ser así día sí, día también, cambia de ruta, que estas cosas nunca se sabe...

Y sí, lo de meterse en peleas es muy chungo.

Aggghh, qué desagradable!! :-(

 
At 06 febrero, 2007 10:49, Blogger Orfideon dijo...

Digo yo que las caminatas deben servir para algo, y de momento no cambio rutas. Ayer pasé de nuevo por la Plaza de Lavapies y la misma que se peleó el otro día estaba sentada en el suelo rodeada de cosas rotas... creo que no está muy bien de la azotea, aunque eso puede ser por el tipo de vida que haya llevabo. En fin, que ayer estuvo todo tranquilo y esperemos que siga así.
Y Sonia, ya sé que no te importan los michelincillos, tú tranquila, por mucho que ande ¡Ellós seguirán ahí! ;-)
Y a ti Pily gracias por lo de guapetón, que no todos los días se lo dicen a uno.
Un besote a las dos.

 
At 02 abril, 2011 23:02, Anonymous Anónimo dijo...

Supongo que se referirá a la calle Olivar, isla aceitunera que hubo entre olmedos y enccinares, cuando el hombre le ganó definitivamente terreno al oso.

y osos seguimos siendo, parece, los habitantes de Lavapiés. qué curioso. la inseguridad dura hasta que uno se propone vencerla. yo he hecho mi burbuja entre atocha, las rondas y toledo, y cada vez me cuesta más salir de ella.
conozco, y me conocen, a esos grupos extraños y hoscos que tanto pavor infunden al forastero.
los he hecho parte de mi vida, les tengo aprecio!

 

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