Noche de Reyes, día de abduciones

Parece que muy monárquicos, en lo que se refiere a las navidades, no es que lo hayamos sido este año. El intercambio de regalos con mi familia tuvo lugar en Nochebuena, y con la familia de Sonia en Nochevieja; la última entrega de presentes navideños se consumó el día 2 cuando se los dimos a nuestras sobrinillas. Así que para la mañana de Reyes lo único especial que nos ha quedado ha sido el pequeño roscón de nata que juntos fuimos a comprar el mismo 6 por la mañana.
Comprenderéis por tanto que para nosotros fue un día de lo más normal, sin sorpresas y mucho menos celebraciones. Por eso, y por encontrarnos sensiblemente saturados por todo el ajetreo de estas fechas, hemos decidido pasar el día tranquilos en casa; ella con su recién recuperado ordenador y yo, como no, con la tele. Lo cierto es que echaba de menos tirarme un buen rato mirándola; salvo los cinco primeros episodios de Sobrenatural que vi con mi sobrinilla de sólo diez años (y que por cierto le encantó), prácticamente no había visto la tele estos días. Así que el 5 por la tarde, libre ya de la dedicación que conlleva el tener a dos niñas por casa, busqué que ver y me topé con una serie que aunque emitieron por la tele (ahora no recuerdo bien en qué cadena) y la sacaron en DVD, creo que pasó sin pena ni gloria; me refiero a Abducidos, una producción del siempre interesante Spielberg. Diez episodios de hora y veinte veinticinco cada uno, aproximadamente catorce horas de serie más una de extras; entre la noche del 5 y el día del 6 sucumbió en maratoniana sesión que salvo por el dolor de espalda, el escozor de los ojos y cierto grado de entumecimiento mental, me ha sentado estupendamente.
Cuando la echaron por la tele vi tan sólo los tres primeros episodios, entonces se me pasó alguno y de repente los protagonistas habían cambiado, perdí el hilo y dejé de verla; al ver que estaba en DVD me la compré directamente sin saber que me iba a encontrar en esos dos tercios que aún me quedaban por ver.
Por supuesto, y como es lógico en mí, no la vi entonces.
La serie se basa en las abduciones ocurridas en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX, un largo período que comienza en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, y que nos llega hasta la actualidad. La historia que se cuenta se fundamenta en tres generaciones de tres familias diferentes, cada una de ellas con un punto de vista muy particular: la familia que sufre con las abduciones, que las rechaza y se enfrenta a ellas, los Keys; la deseosa de repetir, encantada con ellas, los Clark; y la familia de esencia militar consagrada a interpretar y descubrir lo que los alienígenas pretenden, los Crawford. Tres experiencias bien diferentes con lo extraterrestre cuyos caminos acaban confluyendo en nuestro presente.
La serie toca varios pasajes históricos a los que se les achacan intervención extraterrestre, como las bolas luminosas vistas por los B-52 en 1944 (punto donde se inicia la serie), el OVNI estrellado en Roswell o la visión de naves extraterrestres por astronautas en órbita. Con lo justo de acción, intriga por ver cómo se desenvuelven los personajes (con tanto cambio de protagonistas te acabas haciendo un poco de lío), también ofrece un par de episodios que se hacen algo pesados apartándose un poco de la trama general o haciendo demasiado hincapié en un escenario concreto, algo que acaba lastrando el ritmo dinámico que en general tiene.
A mí me ha gustado, no me ha maravillado pero sí me ha mantenido entretenido. He visto extraterrestres grises de grandes ojos negros (el típico de Roswell), naves espaciales a medio camino entre las de Independence Day y Encuentros en la tercera fase, híbridos estilo Especies y estilo La mosca, científicos pasotas y sarcásticos, gente capaz de hacer lo que fuera, incluso matar a un padre o un amante, por ver sus objetivos cumplidos, una buena dosis de efectos especiales y una historia bien elaborada teniendo en cuenta todo lo que ocurre y la cantidad de gente que toca. No os digo que corráis a comprarla, tan sólo que le deis una oportunidad si la vuelven a echar por la tele; en cómodos episodios semanales se hace más llevadera, eso sí, procurad no saltaros ningún episodio.
Lo malo de todo esto es que a uno ahora le da por lo extraterrestre, al menos hasta que mañana o pasado me vea alguna otra peli o serie. ¿Recordáis el revuelo que se montó cuando aparecieron imágenes de la supuesta autopsia de los alienígenas estrellados en Roswell? Pues con esta historia me apetece ver cierto documental que en su día grabé y que estará perdido en un mar de cintas de video viejas ¡Encuéntrala ahora! También es cuando nos da por preguntarnos si estamos solos en este Universo. No os voy a aburrir con datos que ratifiquen lo que pienso, pero yo no necesito hacerme esa pregunta, yo soy de los que afirman rotundamente que no, aunque nunca vea un OVNI en una noche clara ni unos marcianitos me visiten en casa; eso sí, hay días que me levanto como si me hubieran abducido y toda la noche hubiese sido un simple experimento en sus manos. Quizá, entre tanto Rey Mago blanco y Rey Mago negro, se cuela alguno gris cada año para ver como evoluciona su proyecto… En fin, que lo único que me faltaba era un lavado de cerebro de quince horitas.
Dormid bien esta noche, y si mañana os levantáis con el cuerpo cansado y dolorido, con la sensación de no haber parado en toda la noche, no penséis en estas tonterías ni busquéis marcas sospechosas en vuestra piel, que ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltasar suelen dejar transmisores escondidos en el cerebro…
Bueno, al menos es eso lo que me han dicho.